viernes

El canario.




Después de un día estresante en el trabajo necesitaba salir de casa así que nos fuimos a tomar unos chopitos a una terraza en la plaza de Tirso de Molina. Qué guay.
En pleno relax y entre chopito y chopito una pareja se puso a fumar y a echar el humos con ansias. ¿NO era que los buenos fumadores se TRAGAN el humo?. Pensaba yo.

Dos mesas más allá, una madre y su hijo de unos 10 años, discutían. La madre hablaba aleccionadora. El niño entonces se cubrió las orejas con las manos y tipo Dustin Hoffman en Rainman, se balanceaba gritando: No te escucho, no te escucho, no te escucho.La madre dejó de hablar. Las manos que habían servido de cubreentradas ahora empujaron con fuerza la mesa y tiraron un vaso. La madre ya, con ganas de matarlo (me lo imagino claro, por lo menos esa era mi sensación). Paga, se levantan. El niño, con los brazos cruzados, boca hacia abajo, ceño fruncido.

Todo esto lo veía por detrás de la cabeza de Dani, quien no tuvo la oportunidad de ver lo que pasó después: La madre cogió tranquilamente el vaso de agua, y se lo tiró en la oreja y la cara al niño, que bueno, flipó pero no lloró. Se lo llevó luego a empujones calle Magdalena arriba.

Es importante pillar un buen sitio en cualquier lugar en el que vas a pasar un rato sentado. Conseguir un buen ángulo de visión para poder observar lo máximo posible.

Esto es parte de lo que he visto desde el mio.