sábado
viernes
Marinero a tus zapatos.
Montse, del centro de depilación de Tres Peces, me estuvo contando sobre sus vecinos chinos
a los que observa diariamente desde su gran ventanal del salón.
Dice que hablan gritando y que el otro día, colgaban hasta seis patos del techo del salón.
Que abrió el ventanal y les gritó: "Chinitaaa, baja la voz".
Yo le dije que hubiera sido mejor que susurrara para quejarse, a modo de respuesta educativa, digo.
Después directamente la dejé hablar.
No pude separar mis ojos de los suyos. Se ha puesto labios y de verdad que NO puedo mirar más allá de sus ojos.
sábado
Mi papá tenía un peral y Pablo se ha enamorado.
martes
mi parte de maruja
Pues eso. El otro día volvía del trabajo y me encontré en la escalera con las vecinas Paloma y Carmen y charlamos sobre la vecindad y cosas así.
Dos días después encontramos un alijo de hachís escondidito sobre la puerta y en vez de repartirlo entre todos, llamamos a la poli que llegó montando un circo y se volvió a ir dejándonos con lo encontrado. Al final se lo llevó la secreta como se llevó tambien al que yo llamo Tony "el Gordo", el vendedor de drogas de la calle Calvario.
Todo pasó muy rápido, lo último que recuerdo es mi dedo señalándolo desde la ventana y pensando "este se ha puesto más gordo aún".
Ahora pienso en hacerme del grupo de "Lavapiés no pasa".
Según Gimena, depués de mi experiencia, como mínimo me ponen en la cúpula.
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