
Desde el momento en el que el hombre transforma un material, le mete mano, lo moldea, lo une a otros materiales, o hace lo que quiera con él, incluso comérselo, ese bicho reconstruído hace lo que sea para volver a su forma original. Por ejemplo, estas plantillas. Sus componentes, que venían de vivir en el caucho, fueron cogidos para modificarlos en el laboratorio y crear materiales sintéticos. Porque eso son los materiales sintéticos, cosas orgánicas transformadas en otras cosas, similares pero supuestamente más duraderas y controlables, y en más cantidad final, supongo.
Pues la familia de cauchitos transformados en el laboratorio de la calle Pez, pasaron a mezclarse con otras cositas en una fábrica a las afueras de Madrid. Las prensaron, les aplicaron calor y les dieron formitas de pies recortables. Luego, las envolvieron y gente como yo, las compró. Gente como Dani, las usó y así quedaron, con muchas muchas alteraciones físicas y químicas, debidas a su uso y, adonde iba antes, a su tendencia a recuperar su forma original, quieren volver a su árbol, a los jugos de su árbol tropical.
Las cosas que hay que hacer para volver a casa.