viernes

Me mienten.

Mientras escucho a Los Planetas, esa canción cuya letra los planeteros de toda la vida temen porque dice "cuenta conmigo" pienso en Federico y busco esa foto donde, de un modo humano animal me miente.

Se dice MUY frágil, más bien MUY MUY frágil frágil y en realidad el muy pillo de tiró de la ventana y sólo se rompió un trocito de diente que le ha vuelto más poderoso si cabe. Abre sus fauces y muerde buscando la carne y su diente mellado agujerea en plano, preparando la zona para el puntiagudo que sigue. En fin.


Pues la mañana en que se tiró por la ventana hacía sol y eran como las 9 a.m. de un domingo remolón. No escuchamos ni un miau, simplemente no vino a mordernos los pies para despertarnos costumbre que, por cierto, últimamente ha reemplazado por rascar las puertas. Nos levantamos solos, extrañados y le empezamos a buscar por toooda la casa, vamos, que tardamos un par de minutos en recorrerla. Sacamos la bolsa de comida -último recurso para obligarle a salir de su escondrijo-, la agitamos tipo la publicidad de "a comer tu dochóu", pero no aparecía. Yo ya le dí por desaparecido, me rendí pronto. Pensé en que algo del sillón se había salvado de sus garras. Le imaginé saltando por la ventana y corriendo calle abajo en busca de la libertad mal entendida. Ví su culo de caracol alejándose velozmente.


Sentí que no me importaba nada y siempre en estos casos me acuerdo de una película que ví en la que el protagonista sufría de una enfermedad psicológica que consistía precisamente en eso: en que nada era importante para él. Anoté el nombre de la enfermedad en un papel suelto que ya no he vuelto a encontrar.


Pero bueno, mi Daniel afortunadamente no se rindió y le encontró entre los cubos de la basura con un hilito de sangre. Cuando les ví desde la ventana, la sangre me volvió al cuerpo (literal) y ya volví a sentir.


El caso es que ahora está Federico con nosotros, los tres somos felices y dormimos juntos en la cama o en el sillón tapado por una manta. Cada muy poco me acuerdo de ese día y le pego en el culo enfadada por el susto que nos dio.

1 comentario:

lobita dijo...

No se iría NUNCA, nunca si en vez de lo "su dochou" le llevaras "un ferrerro rocher". Prueba y verás, Isabel.